La cardiopatía isquémica es más frecuente y más grave en el paciente nefrópata, pero además los tratamientos para evitar su progresión y sintomatología conlleva un manejo más complejo en estos pacientes, con mayor riesgo de efectos secundarios.
Esta revisión puede ayudarte a enmarcar las últimas recomendaciones y nuevos planteamientos, al menos en la enfermedad estable.